La dosis infinitesimal

Las dosis infinitesimales son un aspecto original y seguramente lo mas cuestionado de la homeopatía.
La posibilidad de comprender cómo actúan las dosis infinitesimales ha resultado hasta el momento un misterio, y a pesar de ello la comprobación clínica resulta su principal respaldo.
No sabemos qué pasa exactamente a ese nivel, ni en definitiva que inspiró a Hahnemann a tan peculiar sistema de preparación del remedio.
En la preparación del medicamento Hahnemann daba principal jerarquía a la trituración y fricción inicial en mortero de la substancia y a las posteriores sucusiones a las que se sometía las progresivas diluciones de la substancia original en agua.
Hahnemann señala que desconocía el mecanismo intrínseco por el cual actuaban estas dinamizaciones, pero a modo de hipótesis plantea una semejanza con el poder del magnetismo que se despierta en una barra de hierro inerte al ser frotada contra otra. De igual modo, la fricción mecánica y sucusión de la substancia medicinal despierta propiedades que no estaban presentes en su estado crudo natural, concibiendo algo semejante a un magnetismo o propiedad particular a la que resulta sensible la energía del ser viviente.
Siendo aun terreno de hipótesis, las teorías y explicaciones actuales apuntan en una dirección: el agua. La aparente sencillez de su estructura como solvente, no es en realidad tal, y este líquido esencial para la vida encierra muchos mas secretos y propiedades de las que habitualmente se le otorgan.
Ya no sería rigurosamente necesaria la presencia del soluto, como lo estima el concepto clásico del número de Abogadro, en revisión también desde algunos enfoques de la ciencia, por el cual luego de cierta serie de diluciones no existiría molécula de la substancia original en el agua.
El fenómeno se traslada ahora a la estructura interna del agua, como si de un tejido se tratara, capaz de reproducir a modo de un calco, la imagen de moléculas que ha recepcionado anteriormente aunque ya no estén presentes, e implícito en este reflejo, el mensaje de la substancia original.

El planteo actual se traslada a la recepción de un mensaje cuya información se encripta y circula en el agua, de la que el ser humano tiene mas de un 70 % de su peso, despertando en su energía vital un código particular de actividad curativa.
Se ha mencionado muchas veces, el medicamento homeopático apunta a desplegar los propios recursos curativos presentes en el organismo. Se trata de un mensaje, una orden para que se pongan en actividad.
Luc Montagnier, premio Nóbel de medicina, entre otros, se refiere en términos cercanos a estos conceptos.
No es la substancia la faltante para el proceso curativo en buena parte de las enfermedades; en realidad es la información que se despliega en el organismo lo central a tener en cuenta en esta dinámica vital.