La supresión

Ningún fenómeno está aislado. Cuando se intenta hacer desaparecer un síntoma sin corregir el desequilibrio de la energía vital que le dio origen, volverá a manifestarse y probablemente en un sector de mayor compromiso para el organismo, lo que se conoce como supresión.

Pongamos un ejemplo: Cuando a un paciente se le elimina con antialérgicos una alergia de la piel y al tiempo se transforma en asmático, se produjo una supresión. Se trasladó la expresión del desequilibrio desde un síntoma superficial a uno de mayor compromiso vital. Se profundizó el desorden vital. Este es el origen de muchas enfermedades crónicas. Esto sucede cuando no se toma en cuenta al paciente en su conjunto y se tratan síntomas aislados.

Ahora bien, ¿Cómo se investiga homeopáticamente y en consecuencia se trata el desequilibrio de la energía vital de cada paciente?
Reparando en los síntomas peculiares y singulares del paciente, entiéndase no solo su enfermedad puntual sino su carácter, sus temores, sus hábitos, sus deseos o aversiones de alimento, su sed, transpiración, temperatura del cuerpo, su sueño etc. etc, es decir, abordando la totalidad.